“Para ser escritor hay que haber mamado tinta con la leche materna” (Pepe Roma). ¿Cómo y cuándo siente un escritor el impulso creativo y la necesidad de escribir? Vamos a intentar averiguarlo a través de las vivencias de distintos escritores que explican cómo empezaron a escribir y por qué en el libro La trastienda del escritor de Pepe Roma:
1. Crecer entre contadores de historias
Lo más habitual es que sean los padres o abuelos quienes introducen a los niños en el mundo de la ficción y los cuentos, poniendo así la semilla del gusto por el arte narrativo. Ana María Matute contaba que “Mi abuela, mi madre, mi tata, la cocinera Isabel nos contaban cuentos. Era esta, quien conocía las historias más truculentas sobre muertos y sepulturas. Eran cuentos clásicos, unos muy conocidos, otros menos. Pero había uno que me fascinaba”. Una experiencia parecida explica Gabriel García Márquez hablando de sus padres: “Ambos eran narradores excelentes…Mi padre era además un autodidacta absoluto, y el lector más voraz que he conocido…”. O Rosa Chacel que comentaba: “Mi padre empezó a leerme de pequeñísima. De ahí mi adoración por Julio Verne, mi gran culto”.
2. El libro como alimento
Cuando no son los padres o abuelos los que suministran lecturas, son los mismos niños los que se atiborran por su cuenta de letra impresa. Así lo comenta Rosa Montero: “Mi pasión por la literatura surgió de la lectura. De pequeña me encerraba a leer y a leer”. O Almudena Grandes, que fue una lectora “glotona” de niña: “ El primer libro importante que recuerdo fue una versión infantil de la Odisea que me regaló mi abuelo y que se leía como un libro de aventuras. De ahí pasé a leer Mujercitas con fervor, Antoñita la fantástica, El último mohicano… leía de todo: libros de mis padres, de mis abuelos, de mis tíos.. Fui una niña muy repelente. Muy de leer”.
3. El gusto por la palabra
Espido Freire, una de las escritoras más precoces de la narrativa española y premio Planeta a los veinticinco con su novela Melocotones helados lo cuenta así: “Por mi comunión me regalaron una enciclopedia inmensa. Fue mi afición por el diccionario, por aprender palabras extrañas, el recuerdo más antiguo que guardo relacionado con la literatura. A partir de una palabra extraña como “prestidigitador” inventaba una historia”. O Juan José Millás que contaba que su afición por la literatura nació tras leer el artículo dedicado a la palabra “muerte” en la Enciclopedia Espasa.
Fuente: La trastienda del escritor. Pepe Roma
Imagen cedida por anankkml (Free Digital Photos)