El argumento es básicamente la secuencia de sucesos que se narran en una historia y lo normal es que se centre en el objetivo o reto que persigue el personaje principal, es decir en el problema principal del relato. Cuando hago un análisis literario de algún manuscrito, la valoración de cómo funciona el argumento es clave para saber si el relato funciona o no. Cada suceso o hecho de la historia tiene que llevar al protagonista hacia el clímax que será el momento en el que se resuelva el reto principal de la historia. Por ejemplo, en una novela de misterio o en un thriller, el reto sería resolver el crimen y coger al asesino mientras que en la novela romántica, el propósito del relato será conseguir el amor verdadero.
Cuando el argumento avanza, el interés tiene que aumentar y la tensión se eleva en el lector. El clímax es el momento de la historia en el que la tensión está en su momento más alto y ocurre casi al final seguido por la resolución del conflicto central del argumento. Es en ese momento cuando el núcleo de la historia y las subtramas deben quedar resueltas. Pero llegar al clímax de una novela no debe resultar algo fácil para sus personajes, porque entonces no habría misterio ni tensión alrededor de la historia. Si todo se resuelve fácilmente es que no hay mucha historia que contar. Por lo tanto el camino hacia la resolución de la trama debe ser de alguna manera complicado para los personajes, causándoles también algún sufrimiento que otro.
«¿Cómo se mejora un argumento? Mejorar o espesar un argumento consiste en crearle complicaciones al héroe o quizás a sus enemigos. Estas complicaciones tienen efecto cuando cobran forma de acontecimientos inesperados. Si el escritor es capaz de espesar el argumento y sorprender al lector, lógicamente, la trama mejora» Patricia Highsmith.
En un argumento bien tejido y con todo bien atado , todos los sucesos deben ser necesarios y tienen que afectar de alguna manera al conflicto central. Nada tiene que ser gratuito. Esto quiere decir que en una novela bien escrita, si quitamos algunas de las escenas, el argumento se viene abajo. Por el contrario, en una novela mal escrita, los lectores pierden el interés si el argumento está lleno de escenas y hechos innecesarios y suprimibles como una historia de fondo que carece de interés para el argumento; descripciones demasiado lentas y detalladas y explicaciones interminables sobre sucesos poco relevante que llenan páginas y páginas de la novela sin un propósito aparente.
A los lectores no les gusta que les aparten demasiado de la historia principal o que les saquen de todo del relato o que les mareen y confundan con cuestiones que se salen de la tangente. A los lectores les gusta seguir leyendo una novela por dos motivos: porque se preocupan por los personajes y porque quieren saber qué les ocurre al final de la historia. Así que cuando el argumento está bien construido, los lectores tendrán interés por el relato y no despegarán su vista de las páginas porque al fin de cuentas lo que quieren es ver cómo el detective atrapa al asesino o cómo la chica encuentra el amor de su vida.