El diálogo consigue que el lector tenga una contacto directo con el personaje y si sus frases suenan creíbles, los personajes estarán vivos. Hay una serie de pautas que se deben evitar si quieres que las frases de tus diálogos suenen como las frases de alguien real. Aquí te dejo unos cuantos consejos que yo intento valorar siempre en un análisis literario:
1. Utilizar otros verbos en lugar de “dijo”
Los autores noveles suelen cometer el error de evitar, erróneamente, el uso repetido del verbo “decir” en los diálogos. Entonces recurren a verbos como “inquirir”, “manifestar”, “explicitar”, “proferir”, “demandar”, etc… La palabra “dijo” para indicar que un personaje está diciendo algo es sencilla y está tan asumida por el lector que prácticamente le pasa inadvertida. A los autores noveles les suele molestar repetir “dijo” o no decir nada, y se lanzan a la caza de verbos poco frecuentes y por lo tanto, poco naturales.
—¿Te vas a cortar el pelo o no? —inquirió él mientras le enseñaba las tijeras
En lugar de :
—¿Te vas a cortar el pelo o no? —dijo el enseñándole las tijeras
2. Describir la manera en que hablan, para convencer al lector, con frases de diálogos como estás:
—Entonces ¿era un fantasma?—preguntó ella inteligentemente.
—No, de ninguna manera, no era un ectoplasma —dijo él poéticamente.
Hacer creer al lector que las frases de los personajes son maravillosas, aterradoras, ingeniosas o geniales diciendo que lo son es una manipulación. Si un diálogo no es atractivo, insistir en que lo es molesta al lector. E incluso si lo son, ese adjetivo para convencer al lector, produce el efecto contrario.
3. Utilizar adverbios innecesarios
Esto se ve mucho en escritores principiantes que utilizan los adverbios para hacer hincapié en lo que el personaje siente, aunque sea obvio y se deduzca de la propia lectura. Esto no quiere decir que no se puedan utilizar adverbios en los diálogos, pero que deben utilizarse cuando convenga y no a lo tonto. Lo que se consigue abusando de los adverbios en los diálogos es recargar las frases y dar la impresión de que los personajes están sobreactuando. Un adverbio bien usado puede dar un matiz importante a la frase:
Te quiero —dijo ella irónicamente.
Te quiero —dijo ella fríamente.
Pero debes evitar decir:
Te quiero —dijo ella amorosamente.
4. Personajes que hablan como en una descripción.
Esto sucede cuando el autor no da a sus personajes una voz distinta de la del narrador y entonces ocurre que el profesor de historia, un actor jubilado y la secretaria de un despacho de abogados hablan igual. Hablan con frases forzadas en un intento del autor porque sus diálogos sean más literarios. Creer que porque está escrito debe sonar más elevado que cuando el personaje habla, es un error. Si los diálogos de tu novela no tienen frases que se escucharían en la vida real, entonces tu libro no será publicable.
Imagen: PhotoDollarClub
Fuente: Como no escribir una novela. Sandra Newman