El pasado fin de semana acudí al VII Encuentro RA de novela romántica para adultos que se celebró en Madrid los días 10 y 11 de febrero. De todas las intervenciones, la que más me impactó y emocionó  fue la de  Paloma Sánchez-Garnica, Premio  de Novela Fernando Lara 2016 por su obra Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido y autora, entre otras novelas, de La sonata del silencio cuya adaptación a serie de  televisión hemos podido ver hace poco.

Me pareció una mujer muy interesante y una escritora con criterio. Inteligente, sensible, brillante y con los pies en la tierra. Cuando contó la historia sobre cómo empezó a escribir y por qué, me pareció muy autentica  y que pensé que los escritores que comunican de esa manera tan sincera y bella, sus novelas tienen que emocionar al lector. Es muy fácil distinguir a alguien que escribe  bien, de verdad, con criterio, con alma, de quien lo hace de una manera muy diferente, llenado páginas sin peso específico. Y ella entra entre el primer grupo de escritoras con mayúsculas.

Paloma nos contó que empezó a escribir con más de cuarenta años. Se casó muy joven, a los 19 años y casada y con dos hijos terminó la carrera de derecho y estuvo seis años opositando para registrador. Finalmente se rindió porque el derecho no era lo suyo, nunca le gustó y tuvo que tomar la valiente decisión de dejar una oposición después de dedicarle seis años de estudio. Terminó la carrera de Geografía e Historia y un día, en una cena con amigos alguien dijo que en esta vida hay que hacer tres cosas: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un  libro. Las dos primeras ya las había hecho, así que esa noche, volviendo a casa, le dijo a su marido: “Voy a escribir un libro”. Y escribió su primera novela: El gran Arcano publicada en 2006. Desde entonces ha publicado seis novelas de categoría. Paloma comentó cosas que se me grabaron y que quiero compartir con vosotros. Palabras de escritora. Palabras de alguien que sabe lo qué es escribir bien y  cómo contar historias desde el alma:

“La escritura tiene momentos de incertidumbre, de duda y de euforia”.

“La inspiración viene trabajando. La disciplina atrae a las musas”.

“Los seis años que me dediqué a estudiar la oposición me forjaron un carácter disciplinado y  que me ha ayudado a escribir mis novelas con determinación y disciplina”.

“Cuando estoy escribiendo no pienso en el lector. La presión me viene de pensar en la calidad narrativa que será, en definitiva, lo que valore el lector”.

“La literatura nos introduce en lo que somos y de dónde venimos”.

“Escribo desde mis circunstancias vitales: mi edad, mi vida, mi pasado, mis miedos, mis lecturas, mis condicionamientos… Y al lector le pasa lo mismo: el lector lee desde sus circunstancias vitales”.

“La lectura te hace más tolerante y te hace entender otras vidas”.

“Los personajes se callan en mi mente cuando mi editor me arranca la novela de las manos y me dice “Ya está. Ya no puedes cambiar nada”.

“¿Que si habrá secuela de La sonata del silencio? Eso no depende de mí, depende de mis personajes. De si empiezo a escribir y los personajes pasan el umbral de la puerta o deciden no pasar”.

“Cuando adaptaron La sonata del silencio a televisión, mi único comentario al guionista fue: “Mantén el alma de la historia”. Yo no intervine en los guiones”.

A propósito de La sonata del silencio:  “La verdad no siempre es buena.  A veces hace más daño que la mentira. El silencio es bueno a veces”.

“No se puede buscar en una serie lo mismo que en el libro. La lectura del libro es un acto individual  y la serie de televisión es otra cosa. Yo escribo libros y no guiones, por eso le dejé hacer al guionista y no intervine nada más que para lo justo cuando ellos me preguntaban alguna duda”.

Imagen: Página web de  Paloma Sánchez-Garnica