Escribir diálogos no es sencillo aunque lo parezca. Es fácil escribir diálogos malos, pero los diálogos buenos, los de verdad, son difíciles de escribir y existen algunas cuestiones que el escritor debe tener en cuenta. En algunas ocasiones, cuando hago un análisis literario de la novela de algún autor, me doy cuenta de que los diálogos no son diálogos en realidad. Son algo parecido, pero no cumplen la función de un buen diálogo. ¿Por qué? Pues porque no tienen credibilidad ni hacen avanzar la acción e incluso pueden estar mal redactados. Algunos de los problemas que presentan los diálogos mal escritos surgen cuando el autor no conoce realmente a sus personajes y su conversación no se adapta a lo que les está ocurriendo ni a cómo son. También falla en muchas ocasiones el hecho de que los personajes no se expresan de manera creíble porque el tono que utilizan en el diálogo o lo que está contando ese personaje no encaja con las circunstancias particulares de ese personaje.
Aquí os dejo algunas cuestiones importantes que también se deben tener en cuenta al escribir los diálogos:
1. La acción sostiene a la palabra (y viceversa)
Cuando las personas hablan y dialogan no solo utilizan palabras, también hacen cosas, se mueven se desplazan… no solo hablan… Por ejemplo, un paciente que habla con su doctor se frota las manos nervioso, un hombre que quiere seducir a una mujer se toca los labios en un gesto seductor, alguien que está mintiendo se morderá las uñas y desviará la mirada…. Con esto quiero decir que los personajes creíbles no solo hablan, sino que deben actuar y hacer cosas mientras tanto, ya sea con movimientos, gestos o incluso algún tic nervioso. Todas estas cuestiones darán más realismo y credibilidad al diálogo, que no debe ser una mera transcripción de la conversación entre varios personajes.
2. El uso del verbo “decir”
Un aspecto que comento a algunos autores con los que trabajo es que no es necesario recurrir a verbos como “inquirir”, “manifestar”, “explicitar”, “proferir”, “demandar”, etc… cuando lo que queremos decir es “dijo”. Este es un error típico de escritores noveles que intentan no repetir el verbo “decir” en los diálogos. Pero “dijo” es perfecto porque muestra al lector quien está hablando y así puede seguir el diálogo sin problemas. Cuando los personajes empiezan a murmurar, informar, susurrar, inquirir… y a usar verbos poco frecuentes o poco naturales a lo largo de varias páginas de diálogos, el lector se cansa, se pierde y en muchas ocasiones se irrita y pierde el interés por la lectura. Y algo muy importante, si los personajes son fácilmente identificables por el lenguaje que emplean y por sus gestos, entonces no hay necesidad de indicar quien ha dicho qué, salvo que en la conversación intervengan más de dos personajes.
3. Las expresiones y los acentos de los personajes
Una manera de que el lector distinga quién habla en un diálogo cuando no se indica “dijo” es utilizar registros diferente en función del personaje que habla. Un recurso podría ser utilizar expresiones particulares para algún personajes pero sin abusar; no conviene que un personaje repita una y otra vez una misma expresión para que el lector sepa que es él quien habla. Si haces esto, el lector se cansará y se aburrirá.
Si os interesa saber algo más sobre cómo utilizar acentos extranjeros en los diálogos, el artículo de mi blog Personajes extranjeros: cómo hacerlos creíbles te puede interesar.
Imagen: FreeDigitalPhotos by Stuar Miles