Hay algunos tics de la escritura de los que muchos escritores no son conscientes. Es importante contar con trucos y recursos para escribir tu novela con un estilo fluido y navegable. Son pequeñas reglas que si el escritor las tiene en cuenta cuando está escribiendo, su estilo mejorará y conseguirá más seguridad y eficacia en su escritura. Estas son unas sencillas reglas que podéis tener en cuenta y que siempre se valoran cuando una asesoría literaria hace la lectura critica de un manuscrito:

1.No abuses de las frases negativas.

Cuando leemos, nuestra mente necesita más tiempo para procesar una negación. Por lo tanto intenta no abusar de las negaciones. Si hay menos, la lectura se hace más ágil. Así en lugar de decir:

El sol no brilló en toda la mañana

Mejor decir:

Las nubes cubrieron el cielo durante toda la mañana

2. Cuidado con tus muletillas o palabras favoritas.

Ocurre a menudo con los autores noveles que repiten palabras dentro del mismo párrafo y en páginas seguidas. Es cierto que cada autor tiene sus palabras preferidas, pero hay algunas gastadas que se convierten en muletillas propias del autor y que, en la mayoría de los casos, se pueden evitar perfectamente sustituyéndolas por otras más potentes.

3. Cuidado con abusar de los adverbios.

Se dice que los adverbios fortalecen a los verbos más débiles… Entonces… ¿por qué no usar verbos más fuertes que no necesiten el acompañamiento de un adverbio?

4. Cuidado con la prosa recargada.

A algunos escritores, sobre todo a los noveles, les gustan tanto las palabras que en muchos de sus textos abusan de ellas. El uso de nombres y verbos potentes fortalecen el texto. Utiliza un nombre que no necesite adjetivos y un verbo que no necesite adverbios. El abuso de adverbios y adjetivos innecesarios que recargan el texto, lo que hacen es debilitar la estructura. No intentes recargar tus textos con excesos de palabras para impresionar a los lectores. Cuenta las cosas como son, no las adornes en exceso.

5. Evita llamar a los personajes por sus nombres en los diálogos.

Fíjate en cómo habla la gente. Cuando hablamos no utilizamos el nombre de nuestro interlocutor continuamente:

—Hola Marta ¿Cómo estás?

—Muy bien, Luisa, ¿y tú?

—Pues la verdad, Marta, es que todo me va muy bien. Me negocio está funcionado mejor de lo que pensaba.

—No sabes como me alegro, Luisa

6. Evita el abuso de detalles cotidianos

El lector no necesita conocer todos los detalles mundanos o del día a día de tus personajes.

María se terminó su desayuno de cereales y tostadas con mermelada de naranja mientras bebía ruidosamente su café con leche. Se limpió la boca con una servilleta y puso el plato y la taza en el lavaplatos. Cogió su gorro de lana, se lo puso y se envolvió en la suave bufanda de lana que le había hecho su madre. Abrió la puerta y salió a la calle para dirigirse hacia su coche. Entro y encendió el motor para ir a trabajar.

Podría ser simplemente.

Después de tomarse su desayuno habitual con mucha prisa y beberse un segundo café a grandes sorbos, se puso un gorro de lana y la suave bufanda regalo de su madre y, dando un portazo, se fue a trabajar en su coche, como cada mañana.

 

Imagen: PhotoDollarClub