En mi asesoría literaria pasan por mi manos cada mes manuscritos de autores que han escrito su primera novela o, mejor dicho,  el primer borrador de su novela. A menudo encuentro algunos de defectos bastante comunes y recurrentes  que los autores noveles no detectan a simple vista y a muchos de ellos incluso les cuesta ver, revisar e incluso corregir.  Estos defectos deben solucionarse para que la novela funcione y el lector no pierda la paciencia  y abandone la lectura a mitad de la novela.

 Se trata, por un lado, de  los cambios repentinos de enfoque y por otro  cuando el punto de vista narrativo va de un lado a otro, como si el lector estuviera en un partido de tenis.

 

CAMBIO REPENTINO DE ENFOQUE

Sucede a menudo que estás leyendo un manuscrito y de repente el autor cambia a un punto de vista distinto en un mismo párrafo.  Esto resulta confuso y hace que la narración sea menos navegable. Si el resto de la novela se narra desde un punto de vista  de un solo personaje que de alguna manera se convierte en el alter ego del lector,  cambiarlo puede dar la sensación de que el pensamiento de un tercero en discordia se ha entrometido en la narración y cuando de repente el autor recupera el punto de vista del protagonista, el lector ya no se fía y leerá pendiente de otros posibles cambios de foco, por lo que deja de confiar en el autor y en la narración.

Este  cambio de foco se le puede colar al autor en tan solo una palabra. Imaginemos que el protagonista es un famoso abogado que  está pensando  con superioridad que la sentencia de un juez es incorrecta. Pues bien,  si en el texto aparece de repente la palabra “arrogante”, quedaría claro que el personaje del abogado no se está llamando a sí mismo “arrogante”, sino que al autor se le ha colado ese juicio  porque piensa que el abogado es “arrogante” y por lo tanto ha cambiado de punto de vista. Estos cambios de foco consiguen que el lector se distancie del personaje, intentando averiguar  dónde se sitúa ahora el autor.  

 

“Todo punto de vista narrativo que dure menos de una página, puede suprimirse”. Howard Mittelmark

 

UN PARTIDO DE TENIS CON EL PUNTO DE VISTA NARRATIVO

Hay autores que  cambian, incluso dentro de un mismo capítulo, el punto de vista narrativo. Si el primer capítulo  se narra  desde el punto de vista de ella y el segundo capítulo es desde el punto de vista de él, hacer un tercer capítulo en el que el autor decide que lo más adecuado es juntar el punto de vista de los dos personajes, de él y  de ella, el autor estará jugando con la paciencia del lector. El hecho de que seas el autor no quiere decir que puedas montar la trama de cualquier manera, ni debes darte permiso o licencia para hacerlo. Muchas veces estos cambios del punto de vista narrativo dentro de una misma escena no  funcionan, y menos todavía si el autor  no es consciente de ello. 

 

“Los tiempos de espera de un punto de vista de un personaje a otro hacen que el lector se quede en suspense y con esto se logrará  que el lector siga leyendo”. Sandra Newman

 

Tanto si el lector ya sabe lo que pasa por la mente de él o de ella, lo menos deseable es que conviertas una escena en un partido de tenis llevando al lector de un lado a otro, cambiando el foco de él al de ella sin más, porque con esto solo conseguirás alejar al lector de las perspectivas de ambos personajes. Lo mejor es evitar el punto de vista de uno de ellos durante una misma escena para que el lector se deje llevar por el punto de vista de uno solo de los personaje. De esta manera el lector recuperará su confianza en el texto y en la narración. Ningún autor quiere lectores desconfiados, te lo aseguro.

 

 

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